La vivienda del poeta Valente se
encuentra en la calle que lleva su nombre, en pleno Casco Antiguo de Almería.
Según el guía cultural Antonio Jesús Sánchez Zapata, el propietario original
fue Juan Navarro Ojeda, beneficiado de la catedral a finales del siglo XIX.
Posteriormente residió en ella el chófer del obispado y la familia de este.
Precisamente, el presbítero tenía
un almacén de vinos de Valdepeñas en esta y otra casa que se hallaba en la
misma calle en 1883. Dicho sea de paso, no resultó especialmente fácil la alineación
de la vía por su trazado tortuoso, herencia de un pasado islámico y medieval,
un aspecto que aún se intuye al pasear por ella.
Escucha, o bien, dale al botón para pararlo:
No extraña, por tanto, que a
finales del siglo XIX fueran publicadas varias quintillas en La Crónica
Meridional, como si estuviesen escritas por Juan Navarro Ojeda:
"No hubo plano,
ni señal,
en la línea que es
legal
por mi audacia respetada,
ni a mí se me importa
nada
de que eso esté bien
o mal".
Esta no es la única peculiaridad de
la calle José Ángel Valente - antes llamada "del Colegio" y
"Eusebio Arrieta" -, pues además ha sido testigo de episodios singulares,
que siguen siendo difíciles de explicar.
Al parecer, según el periódico La
Crónica Meridional, en 1890 fue hallada una fábrica clandestina, que "se
dedicaba á la confección de moneda falsa, estampación de papel sellado, etc.".
Además, añadía un dato interesante: "se citan varios nombres como
complicados en el asunto, pero como este es delicado y se halla sometido al
estudio del juzgado, no nos permitiremos hacer otros comentarios".
La calle del Colegio volvió a ser
noticia por un hecho insólito dos años más tarde. Los vecinos llevaban tiempo
escuchando ruidos extraños y, en palabras del redactor del citado diario, "se
observaba que ciertos hombres sospechosos entraban y salían en una casa de la
calle del Niño, esquina á la calle del Colegio, que se hallaba desocupada".
La Guardia Civil estaba al tanto
de lo sucedido, pero no hubo impedimento para que el ruido de un pico volviera
a percibirse en las oscuras noches almerienses. De hecho, este instrumento fue
seguramente el que provocó el hundimiento del pavimento de la casa número seis de
la por entonces calle del Colegio.
Así fue cómo se descubrió un túnel
construido con maderas, donde había dos galerías que conducían a puntos
distintos. En ellas se halló un nivel de agua, metal dorado y una lámpara de
cristal, un hecho que llama poderosamente nuestra atención.
¿Llevaría aquel túnel a la casa
del granero, donde sabemos que hubo una entrada a un espacio desconocido? ¿Sería
acaso un antiguo conducto para ir a la casa del comisario de la inquisición,
o bien, a la Alcazaba? Almería y sus misterios.
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