El marmolista Luis Díaz Vila instaló su fábrica de pavimentos hidráulicos en el número 59 de calle Granada. Se denominaba Las Dos Rosas y, cuando era publicitada en 1893 en La Crónica Meridional, tenía productos con calidades y precios "a competencia con los del reino y extranjero".
Las habilidades de Díaz Vila quedaron plasmadas a través de sus baldosas, pero la prensa destacaba otras labores suyas no menos interesantes, como el retrato de José Canalejas Méndez, ministro de fomento en 1889, realizado en mármol negro de Bélgica. “Está grabado a cincel (…) con tal riqueza de datos, tan desvanecidas las sombras, tan bien combinadas las luces, que no parece la obra de un modesto obrero, sino de un artista ya avezado a las tareas del taller”, explicaba el redactor de La Crónica Meridional.
Debido a su éxito, la obra estuvo expuesta durante unos días en el Café Universal, pues el artista viajó una semana después a la Corte para hacer entrega de esta al joven ministro. Desgraciadamente, el político moriría trece años más tarde, asesinado en Madrid por un anarquista huidizo y poco dado a las relaciones personales.
Aquel no sería el único retrato por el que habría una mención para Luis Díaz en la prensa, dado que, como figura en el antiguo Diario de Almería, pintó los de Nicolás Salmerón y Rafael María de Labra. Ambos estaban conservados en el claustro del Instituto de la ciudad en 1923. Además, como buen católico, llevó a cabo un cuadro de Jesús orando en el huerto, gracias al cual recibió grandes halagos.
A su muerte en 1923, el redactor
del Diario de Almería dijo de él que su nombre quedaría plasmado en la historia
del arte español, dado que le consideraba “genial creador de un género único,
difícil y escabroso en la escultura, grabado y sus especies”.
Foto de la cabecera:
Fco. Gustavo Ghust.
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