La ciudad de Almería contaba con
distintas sociedades recreativas en el siglo XIX, entre las que despuntaban La
Peña y el Casino, ubicadas estas en el Boulevard del Príncipe. Sin embargo,
había otras que, aunque se encontraban alejadas del centro, desarrollaban
actividades destacadas.
Así pues, el popular diario La
Crónica Meridional anunciaba en 1880 que iba a tener lugar una función benéfica
en el Teatro Principal, cuya ubicación era justamente donde hoy se encuentra el
edificio de Banesto. De hecho, la oscura calle Doctor Gómez Ulla se llamó
"del Teatro" por el desaparecido coliseo.
Fue allí donde la Sociedad Romea puso
en escena el drama "El cura de Aldea", de Enrique Pérez Escrich,
además de uno de sus habituales y divertidos finales de fiesta; tal texto
teatral fue sometido a juicio por varios expertos en 1859, debido a que el
autor consideraba que el reputado Mariano de Larra había copiado el drama para
la obra "La Oración de la Tarde".
El jurado determinó lo siguiente
en su veredicto, que fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de
Almería el 11 de enero de aquel año: "La Oración de la Tarde y El Cura de
Aldea, creemos y decimos, según nuestro leal saber y entender, que ambas obras
son entre sí distintas en la disposición del plan, en los caracteres y
principales incidentes, aunque así en la una como en la otra se usa un mismo
recurso dramático para producir el desenlace".
Las actuaciones no siempre se
realizaban sobre las tablas de los grandes teatros de Almería, ya que las
sociedades recreativas disponían de salones. Romea tuvo los suyos en la calle
Engendro - llamada "Antonio Vico" actualmente - y en el número 29 de
la calle Cucarro -, por lo que a él acudían los amantes de las artes escénicas.
En diversas ocasiones, a petición de los asociados, se volvían a repetir las
funciones.
Los nombres de los aficionados
actores, que en su día a día desempeñaban cargos que nada tenían que ver con el
teatro, figuraban en las líneas de los artículos. Por esta razón, el redactor
del citado periódico recalcaba las brillantes figuraciones de Francisco Pérez y
Montesinos, dos meses después de la anterior. No dudaba en señalar la altura
envidiable a la que estuvieron en sus papeles de protagonista y Marqués de
Almenara en la obra "Lanuza".
No obstante, ellos no eran los
únicos a los que el entusiasmado periodista brindaba buenas palabras. También
destacaba la dedicación de actores con papeles más pequeños, así como el
titánico esfuerzo de los directores de escena, sobre los que recaía una gran
responsabilidad. De todos ellos dependía que fuera captada eficazmente la
atención del público congregado.
Ya por entonces empezó a aparecer
el nombre de Antonio Pérez Rull en aquellas reseñas periodísticas, quien sería
director de escena de la Sociedad Recreativa La Ideal en 1934.
Apuntaban en La Crónica
Meridional que él y sus compañeros de la Sociedad Recreativa Romea, para
preparar la obra "El esclavo de su culpa" en 1881, habían sabido
robar a su descanso las cortas horas sobrantes "del constante y rudo
trabajo a que se hallaban dedicados en sus respectivas Artes y oficios".
No era para menos. Esta obra y
"El gran galeoto", interpretadas por el elenco de actores aficionados
de Romea, hizo que José de Echegaray tuviera éxito internacional, pues fueron
traducidas al inglés y, por tanto, interpretadas en Norteamérica.
Se realizaban otros eventos en
Romea, como recitales de poesía de Villaespesa y Campoamor por parte de Carmen
López Silva y los jóvenes que formaban parte de la organización; el ambiente
cultural tenía que ser interesante, puesto que en aquella misma velada, llevada
a cabo en diciembre de 1919, participó el profesor Bernardo Nieto Urrutia con
una conferencia sobre enseñanzas modernas en la educación.
También había bailes, como en
otros puntos de la ciudad y por esto no faltaban en los salones de la sociedad.
En agosto del año siguiente se informaba al respecto en La Crónica Meridional: "Romea
ha organizado para esta noche una verbena en la calle del Cucarro (Barrio de
Jaruga), en donde tiene su domicilio, cuya fiesta promete estar muy animada. Se
concederán premios a las señoritas que asistan a dicha verbena mejores
ataviadas".
Tampoco debemos olvidar que, con
motivo de la función benéfica para el aguinaldo de los soldados españoles que
estaban combatiendo en Marruecos en 1920, la agrupación colaboró con un sainete llamado
"Coba fina". Sin duda, la sociedad dirigida por Ramón Cruz estaba
cosechando muchos éxitos y no había nada que envidiar a otras de Almería.
En ese caballito de la foto me paseaba tu bisabuelo, mi abuelo, por la calle donde vivíamos en la parte alta del Paseo de Versalles o Dr. García Langle o Av. Pablo Iglesias ahora, muy cerca del Barrio de la Caridad que al norte cerraba la calle con sus humildes viviendas ajardinadas. Un poco mas abajo desde la Terraza Imperial, oloroso cine tapiado por enjambres de jazmines, oíamos por las noches a Juanita Reina o a Valderrama. Durante el día en la calle de tierra los niños jugábamos a todo.
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