Los
refugios de Almería están considerados como la gran obra de ingeniería en la que trabajó Guillermo Langle y de la
que más orgulloso se encontraba, puesto que salvó muchas vidas en tiempos de la
Guerra Civil Española. Unas
galerías subterráneas de 4,5 km., dispuestas de 67 accesos y realizadas por
distintas empresas.
La construcción de los conductos, ideados por los ingenieros José Fornieles y Carlos Fernández Celaya junto al arquitecto, tuvo su punto de partida en Octubre de
1936 y hasta la primavera de 1938 no acabaron las obras.
Tal como
apunta Alfonso Ruiz en Arquitectura, vivienda y reconstrucción en la Almería
de posguerra (1.939 – 1959), era necesario que los obreros trabajaran
distintas zonas en el menor tiempo posible, metro a metro. Todo ello, además, con una
financiación complicada, conseguida gracias al capital de trabajadores, funcionarios, empresas varias, sindicatos, políticos y con un
impuesto del 1% de las compras realizadas en la localidad.
Personas
de distintas ideologías, como bien nos contaron en la ruta, se sentaban en los
bancos de cemento que había a cada lado de los pasillos. La única condición era que no
hablaran de política durante el tiempo que pasaran allí, que solía ser de dos
horas. Al salir
se encontraban una ciudad castigada por las bombas, cuyo cielo estaba
ennegrecido a consecuencia del impacto de estas.
Aún pueden
observarse por Almería varios de los accesos a los refugios, los cuales fueron
adaptados como bonitos kioskos para tapar las bocas de entrada de estos.
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